domingo, 15 de agosto de 2010

Pasivo-agresiva

Tengo un problema... y estoy viendo cómo lo enfrento... soy pasivo-agresiva.
Muchas veces, si algo me molesta o no estoy de acuerdo, opto por lanzar indirectas en vez de enfrentarlo directamente. Sí, yo pues, la que se jacta de ser políticamente incorrecta... es al mismo tiempo pasivo-agresiva.
¿A qué le temo que no doy la cara frente a ciertas cosas y prefiero responder con ironías? No lo sé. Quizás sea a que decir la verdad sea peor... o a ser una versión femenina de Dr.House... brillante, pero amargada, odiada por todos y más sola que un dedo.

domingo, 1 de agosto de 2010

Desahogo sobre racismo... a partir de una pelea.

Los tipos que discriminan a los demás por ser diferentes en apariencia son, lejos, los más patéticos que conozco.
Tuve un incidente anoche con una persona de este tipo, conocido mío. Es grosero, pedante y vulgar. Me di el gusto de decirle en su cara que es un roto ordinario. Pero lo que más pena da es cómo trata a la gente que no pertenece a lo que él denomina "raza superior". Todo lo que sea peruano, boliviano, judío, negro, árabe u oriental... para él es un ser de segunda clase y que merece ser vilipendiado y discriminado. Se siente orgulloso cuando hace chistes mofándose de los inmigrantes latinos y africanos.
Teniendo en cuenta que en unos 20 o 30 años más el continente europeo incrementará su población mestiza... sólo puedo decir que el racismo es una conducta totalmente estúpida. Me pregunto qué será de tipos como éstos cuando el día de mañana se enfrenten a la interacción que tendrán casi a diario con personas que, a diferencia de ellos, no tienen precisamente ascendencia anglosajona u otra similar... si el empleado que los atenderá en una tienda es de raza negra y la atención no es de las mejores... uuufff no quiero ni imaginarme cómo van a reaccionar contra ese pobre hombre!!

Huyan de este tipo de personas... van a terminar mal... ya sea pasando un mal rato por unos insultos por no concordar con una opinión o con una pelea a golpes...

sábado, 17 de julio de 2010

La plata ajena

Hace poco una adolescente celebró su cumpleaños número 15 con una mega fiesta, que incluyó paseo en helicóptero, limusina, comida, bebida y baile para aproximadamente 300 invitados. Algunos medios de prensa hicieron eco de la expectación que generó esto y siguieron paso a paso el festejo. Esto dio pie para que, como suele pasar en muchos otros casos, surgieran voces críticas respecto al gasto que habría significado esta celebración, sobre todo porque "venimos saliendo de un mega terremoto y hay gente que perdió su casa" "hay personas que no tienen qué comer y ella gastando tanta plata en una fiesta" "todo ese dinero se podría destinar a ayudar a niños enfermos" y blablabla...
Asombra darse cuenta de cómo las personas que hacen tan livianamente este tipo de críticas creen que Dios los premiará por sus comentarios o que serán candidatos al premio Nobel de la paz. Como si de verdad estuvieran preocupados por las personas que sufren por falta de necesidades básicas. Pero si me preguntan a mí... creo que esas críticas tienen como fondo nada más que la envidia, el resentimiento social y el tener demasiado tiempo libre.
Sean sinceros... si hubieran tenido los medios... ¿acaso no habrían gastado la misma cantidad de dinero en su fiesta de 15 años? Y si tuvieran una hija de la misma edad... ¿no harían lo que fuera para hacerla feliz? Y además... tanto que hablan de los pobres y de la gente necesitada, pero... ¿qué hacen ellos por estas personas? ¿Donan una parte de su sueldo al Hogar de Cristo u otra institución similar? ¿Han estado alguna vez en un campamento o población y se han preocupado de lo que sienten y piensan sus habitantes? ¿Se han desprendido de cosas materiales para ayudar a otros?
Para mí, la gente puede gastar su dinero en lo que se le dé la real gana, siempre que no se trate de algo ilegal. Personalmente, no gastaría $300.000 en un vestido o un par de zapatos, pero si otra mujer lo hace, a mí no me molesta en lo más mínimo mientras los demás no resulten dañados con su conducta.
Juzgar continuamente lo que hace la gente que nos rodea, ya sea con su dinero o con su vida privada, es uno de los signos más evidentes de la pobreza interior y de la necesidad urgente de redefinir las prioridades personales. En estricito rigor, nadie tiene tiempo para criticar a los otros por todo lo que hagan. Así que como dicen los gringos, GET A LIFE! (¡Cómprense una vida!)

jueves, 6 de mayo de 2010

"Shineh"

Palabra coreana cuyo significado es "¡muérete!" viene a ser casi un delito para los coreanos pronunciarla. Es casi desearle de verdad la muerte a una persona.

Este vocablo, que me lo enseñó años atrás una ex amiga que alucinaba con el mundo oriental, la recordé porque hoy, algo que vi, me recordó que nunca antes había sentido tantas ganas de gritar "Shineh"... a un grupo de personas que me decepcionó profundamente. Que ganas de plantearme frente a ellos y gritarles en su cara esa palabrita... que por cierto sólo yo y quienes lean esto sabremos su significado... aun cuando (por supuesto) no les deseo la muerte...

¿Cuántas veces hemos querido decirle "¡Muérete!" a alguien, sin censura, sin temor a que nos tachen de locos, sólo porque no les simpatizamos a algunas personas sin que haya una razón de peso? ¿Sin que hayamos hecho nada, sólo por criterios arbitrarios de los demás y sin que nos den la oportunidad de defendernos y demostrar quiénes somos en realidad?

Mientras sigan estas injusticias, seguirá atacándome la pena de vez en cuando...

domingo, 2 de mayo de 2010

Mal uso de Facebook

Voy a hacer un recuento de usos patéticos que se le dan a Facebook. Si quieren atención... jamás lo intenten de este modo. Espantarán e indignarán a todos y sólo conseguirán ser eliminados de las listas de amigos.

1. Escribir a modo de estado "Solito(a) y abandonado(a)" u otro similar.
2. Manifestar desesperación por el sexo opuesto, con frases como "quiero un(a) pololo(a), estoy tan solita(o)" o algo por el estilo.
3. Atacar a alguien con tu estado, no importa que no lo nombres, es obvio que esa persona asumirá (por ser obviamente una pelea o desencuentro reciente) que te refieres a él/ella. Si quieres expresar lo que sientes, hazlo por mensaje privado, o escoge con cuidado tus palabras para un estado del cual no se pueda desprender que hablas de él/ella. Y si estás tan enojado(a)... elimina a esa persona de tu lista de amigos y ENTONCES haz el comentario.
4. Iniciar una pelea con alguien a través del muro de Facebook. Para eso están los mensajes privados. Es bastante desagradable para los amigos en común de los peleadores ver cómo se sacan en cara cosas que por lo general no nos interesa saber.
5. Hacer grupos para burlarse de alguien (en mala). Es derechamente inmoral.
6. Acosar o "jotear" a los contactos del sexo opuesto, posteando cada estado, foto o publicación nueva con comentarios arrastrados y patéticos.
7. Enviar mensajes a personas del sexo opuesto que no conoces, con el argumento "te encuentro muy linda(o) y quiero conocerte..." Si quieres conocer gente, sal de tu casa...
8. Pedir a tus contactos que comenten tus estados. Es que no podiiiiis...
9. Publicar estados como "mi vida no tiene sentido, lo único que quiero es desaparecer" o algo por el estilo. Por lo general, quien publica estas cosas sólo busca llamar la atención. Si de verdad necesitas ayuda, busca un psicólogo o psiquiatra. Hay para todos los estilos y bolsillos, por lo que no hay excusas para no hacerlo.

Sería eso... si se les ocurre algo más... hagan sus aportes.

P.D: Al que le caiga el sayo, que se lo ponga...

lunes, 29 de marzo de 2010

¿Derecho a ser la mala...?

Hace poco más de 10 años atrás, siempre era la víctima. Siempre era yo quien era humillada por tener sobrepeso, por ser tímida, por no decir garabatos, por preferir estudiar a hacer la cimarra, por tener miedo a que me retaran (lo que en todo caso sucede hasta el día de hoy) etc, etc. La parte más importante de ese cuadro eran, sin duda, mis kilos de más. Mucha gente se sentía con el derecho de pasarme a llevar por ello... viví muchos momentos amargos y derramé innumerables lágrimas...

Siempre dije que nunca iba a victimizarme por lo sucedido, pero lo que me ha pasado en el último tiempo me ha hecho pensar... ahora que soy flaca, tan flaca o más que esas ex compañeras de colegio que eran pesadas conmigo... ¿haré lo que hacían ellas, burlarse de la gente diferente, poner sobrenombres, hacer bromas pesadas, dirigirse a los demás con términos despectivos...?

No me burlo de la gente diferente, no soy buena para poner sobrenombres, no me gusta hacer bromas pesadas... pero sí me dirijo a los demás de manera despectiva cuando la situación lo ha ameritado. Ser buena siempre cansa. Sobretodo cuando he permitido que gente que no me llega ni a los talones (uy que soberbia! decir en público que hay gente que no me llega ni a los talones!) se haya aprovechado de mí y hayan hablado cosas horrorosas de mí por envidia... me ha pasado que esos desencuentros han sido en ocasiones con personas gordas... y me atrevería a decir que he caído en el pecado de quizás creerme superior a ellas por ser delgada... pero otra cosa es que rabia me ha dado por las humillaciones que me han hecho esas yeguas gordas!!

Sólo puedo decir que le seguiré pidiendo a Dios que no permita que la soberbia se instale en mi mente y en mi corazón. Que me de fuerzas para perdonar y para seguir siendo humilde a pesar de todo. Que deje a la gente ser como es, a pesar de lo mucho que a veces puedan sacarme de quicio. Que no se me suban los humos a la cabeza porque ahora entro en la categoría de "bonita y popular". Y por las yeguas gordas (y flacas)... que sigan siendo como hasta ahora. Recibirán su castigo divino.

martes, 9 de febrero de 2010

Algo extraño que sucedió hoy...

Sucedió en el Cory del Apumanque. Esperaba mi turno para comprarme un helado, cuando me fijé que las dos personas que hacían cola antes de mí eran una madre y su hija, una niña de unos 11 ó 12 años. Ésta última... de pelo negro, algo más baja que yo y que tenía puesta una blusa blanca ancha, que trataba de disimular un sobrepeso que delataba también su rostro redondo. De pronto, cuando la madre de la niña pagaba los helados, me di cuenta que ésta me miraba fijamente, de manera intermitente... no pude evitar sentirme algo incómoda, pero no dije nada. Finalmente, y cuando estaba en el acto de pagar mi helado, pude darme cuenta de que la madre había pagado por un barquillo de un sabor y por otro de dos sabores diet. Alcancé a ver que la niña tomó el helado de un sabor (¿habrá sido diet también?) y su madre el de los dos sabores diet... y salieron perdiéndose de vista en el mall.

Me quedé pensando... niña de 11 ó 12 años que anda con su madre, tiene sobrepeso, su madre le compra un helado de un sabor (¿diet?) mientras ella toma dos sabores diet, ¿por qué la niña me miraba tanto...?
¿vio algo en mí que anhelaría ser? ¿era su sobrepeso el problema? No puedo dejar de pensar que la respuesta es obvia...

Muchos de quienes me conocen saben que no siempre he sido flaca. También fui una niña de 12 años con sobrepeso, y no dejaba de ser algo complicado. Las caras de los demás cuando me comía un helado o un pastel, y alguno que otro comentario bien/mal intencionado: "yo que tú me cuidaría" "recuerda que eso tiene hartas calorías..." "y es por esto que los niños no te pescan ¿viste?" entre otros tantos que no me acuerdo...

¿La madre (que se veía de peso normal para su edad, alrededor de 45 años, quizás algo gruesa, situación típica en muchas mujeres de esa edad que han tenido hijos) haciendo dieta con su hija? ¿Es una buena técnica? ¿Se pondrán a competir entre quien pierde peso más rápido o quien baja más kilos?
A mi mamá jamás se le ocurrió hacer algo semejante cuando yo tenía kilitos de más, si bien ella era (es) delgada... que onda??? Me quedé pensando en esa niña, si querrá volver al colegio en unas semanas, si tendrá amigas y si éstas le insinuarán constantemente que debe adelgazar para "ser aceptada", "ser popular"... todos sabemos que a esa edad los niños no pueden ser más crueles...

Hoy me conecté con la niña gordita que fui... y recordé aquel capítulo de Dr. House en el que una mujer llega a la consulta con su hija de unos 10 años que tiene sobrepeso... para que House le explique el porqué de la decisión de su madre de comprarle una torta diet para su fiesta de cumpleaños. Fiel a su filosofía, House le dice a la madre: "Usted quiere que le diga a su hija que el azúcar causa diabetes, pie de atleta y otras enfermedades varias, pero lo que usted de verdad quiere es que su hija adelgace para que se vista con ropa bonita igual que usted, para que la detengan en la calle y le digan que usted es muy joven para ser madre... ¡señora cómprele a su hija un pastel normal!"